Qué son los sumideros naturales de CO2 y cuál es su importancia

Los sumideros naturales de CO₂ son sistemas o procesos biogeoquímicos que absorben más dióxido de carbono del que emiten, contribuyendo a regular el balance de carbono atmosférico. Estos sumideros —bosques, suelos, océanos y humedales— son fundamentales para mantener la estabilidad climática del planeta.

En un contexto de aumento sostenido de emisiones antropogénicas, comprender cómo funcionan, protegerlos y generar nuevos es una prioridad científica y política global.

¿Cómo ayudan los sumideros de carbono contra el cambio climático?

El dióxido de carbono (CO₂) es el principal gas de efecto invernadero emitido por la actividad humana. Los sumideros naturales de CO₂ mitigan el cambio climático al capturar y almacenar parte de ese carbono, evitando que permanezca en la atmósfera. Este proceso es esencial para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C.

A nivel planetario, los sumideros naturales absorben aproximadamente la mitad del CO₂ emitido por la humanidad cada año. Sin ellos, el incremento de concentración atmosférica de CO₂ sería mucho más rápido y severo.

En el ámbito terrestre, los bosques, los suelos y la vegetación constituyen los sumideros más relevantes. En la Península Ibérica, su papel es crítico: los ecosistemas forestales de España y Portugal almacenan cientos de millones de toneladas de carbono, tanto en la biomasa como en los suelos forestales 

Así funcionan los sumideros de carbono naturales

Los sumideros naturales de CO₂ operan mediante procesos físicos, químicos y biológicos que capturan carbono de la atmósfera y lo almacenan en reservas duraderas: biomasa, materia orgánica del suelo o masas oceánicas profundas.

Océanos

Los océanos absorben aproximadamente el 25 % del CO₂ emitido por actividades humanas cada año. Este proceso ocurre gracias a dos mecanismos principales:

  • Bomba física de carbono: el CO₂ se disuelve en la superficie oceánica y es transportado a aguas profundas mediante corrientes y diferencias de temperatura.
  • Bomba biológica de carbono: el fitoplancton convierte el CO₂ en materia orgánica a través de la fotosíntesis; al morir, parte de esa materia se deposita en el fondo marino, reteniendo carbono durante siglos.

Sin embargo, el aumento de la temperatura del agua y la acidificación oceánica están reduciendo esta capacidad de absorción. Aunque vitales para el equilibrio global, los océanos son ecosistemas de difícil intervención directa; por ello, la restauración de sumideros terrestres representa una vía más inmediata y medible para la mitigación climática.

Bosques, vegetación y suelos

Los bosques y suelos son responsables de más del 70 % del carbono absorbido por los ecosistemas naturales. En ellos, el proceso de fotosíntesis captura CO₂ atmosférico, transformándolo en biomasa vegetal. Parte de este carbono se incorpora al suelo a través de raíces, hojarasca y descomposición de materia orgánica.

El carbono edáfico —almacenado en el suelo— constituye una de las reservas más estables del planeta. Se estima que los suelos contienen tres veces más carbono que la atmósfera. Los microorganismos del suelo, hongos micorrícicos y bacterias desempeñan un papel esencial en la fijación y estabilización del carbono orgánico.

En la Península Ibérica, los bosques mediterráneos y atlánticos son grandes sumideros naturales. Los pinares, encinares y dehesas, pese a su fragilidad frente a incendios y sequías, capturan importantes volúmenes de carbono. En paralelo, las áreas reforestadas con especies autóctonas muestran una mayor resiliencia y capacidad de almacenamiento a largo plazo.

La gestión sostenible de los bosques —que combine conservación, regeneración natural y restauración activa— puede multiplicar la capacidad de captura de carbono y mejorar la biodiversidad, el ciclo hídrico y la productividad del suelo.

Proyectos de reforestación como los de Retree permiten convertir tierras degradadas en sumideros de carbono medibles y certificados, utilizando especies autóctonas adaptadas al cambio climático y promoviendo la biodiversidad del suelo mediante el cuidado de los microorganismos que estabilizan el carbono. Gracias a estas iniciativas, cada hectárea plantada se traduce en toneladas de CO₂ capturadas y comunidades rurales revitalizadas.

Problema: reducción de los ecosistemas marinos y terrestres

Durante las últimas décadas, la capacidad global de los sumideros naturales de CO₂ ha disminuido por la degradación de ecosistemas. Entre 2010 y 2020 se perdieron 10 millones de hectáreas de bosques cada año. La deforestación, los incendios forestales, la erosión del suelo y la desertificación son factores críticos que liberan el carbono previamente almacenado.

En España y Portugal, la combinación de abandono rural, incendios recurrentes y sequías prolongadas está reduciendo la superficie forestal funcional y la calidad de los suelos. Esto genera un círculo de retroalimentación negativa: menos vegetación implica menos captura de carbono y una mayor vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos.

Creación de sumideros artificiales de CO2

Frente a la pérdida de capacidad natural, se están desarrollando tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS) y captura directa del aire (DAC). Estas soluciones artificiales buscan replicar el funcionamiento de los sumideros naturales, pero presentan limitaciones en escala, coste y eficiencia energética.

También se investigan soluciones híbridas, como el biochar —carbón vegetal aplicado al suelo—, que combina la fijación biológica y la estabilización química del carbono. No obstante, los sumideros naturales de CO₂ continúan siendo la herramienta más eficaz, económica y multifuncional para la mitigación climática. 

Empresas como Retree muestran que es posible aumentar la captura de carbono mediante la reforestación y restauración de ecosistemas degradados, con medición precisa y certificación del CO₂ secuestrado, combinando ciencia, tecnología y gestión responsable del territorio.

La necesidad de proteger los sumideros naturales de carbono

Proteger y restaurar los sumideros naturales de CO₂ es esencial para cumplir los compromisos internacionales de neutralidad climática. La Estrategia Europea de Restauración de la Naturaleza (2024) establece el objetivo de restaurar al menos el 20% de los ecosistemas degradados de la UE antes de 2030.

La restauración de ecosistemas forestales no solo captura carbono, sino que:

  • mejora la biodiversidad y la calidad del suelo,
  • favorece la infiltración de agua y la regulación térmica,
  • y contribuye a la resiliencia de las comunidades rurales.

Las soluciones basadas en la naturaleza (NbS) son, por tanto, una vía prioritaria para empresas que buscan compensar emisiones y generar impacto ambiental y social positivo. La trazabilidad, la medición y la certificación del CO₂ capturado son factores clave para garantizar la credibilidad y la eficacia de estos proyectos.

En este contexto, convertir tierras degradadas en sumideros de carbono medibles y certificables representa una oportunidad tangible para avanzar hacia la descarbonización y la regeneración de los territorios.

Proyectos de empresas líderes en reforestación, como Retree, permiten a otras compañías convertir sus compromisos de sostenibilidad en impactos tangibles, apoyando la regeneración de suelos y bosques, mejorando la biodiversidad local y certificando la captura de CO₂ de manera transparente.

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